El año 2009 marcó la entrada del cine en 3D. La lamentable Avatar generó un 83% de la ganancia sólo en Estados Unidos. Luego, Toy Story 3 obtuvo más del 56% de ganancia por utilizar esta tecnología. La familia norteamericana estaba dispuesta a pagar unos cuantos dólares más por disfrutar de la novedad.

No olvidemos que en los 90s el cine 3D estaba súper de moda y luego de un tiempo simplemente murió.
Actualmente la ganancia del cine 3D ha descendido. Por ejemplo, Brave, la nueva película de Pixar captó sólo un 32% de ganancia gracias al 3D. Los estudios se están dando cuenta de que el público a cambiado el hábito y esto marcará un punto de quiebre. Igualmente los precios para ver una película en 3D han ido aumentando, en Buenos Aires el promedio a pagar es de 45 pesos, frente a 32 pesos por disfrutar de una película en 2D. Y mejor no hablemos del costo de las cotufas (palomitas de maíz/pochoclo) y el refresco.
Los dueños de las salas argumentan que no es culpa del precio de la entrada (no lo discuto, por ejemplo en Argentina la inflación es de un 23%, que aumenten el precio del ticket no es lo más escandaloso que podemos ver). El comentario es que si una película es estúpida, nadie va a ir a verla (tampoco voy a diferir en este razonamiento, las películas cada vez son más tontas y sin sentido).
Aunque se tienen cifras record cada vez que se suman los millones de dólares que ganan, el cine se está alejando del 3D y el público también. Lo hemos visto antes y puede suceder de nuevo, la gente simplemente se aburre y no quiere pagar extra por una película mediocre. No digo que todo contenido 3D es mediocre.
Hoy voy a ver The Amazing Spider-Man en 3D. Mañana les cuento
Fuente: TheHollywoodReporter
Recomiendo ver Prometeo en 3D y 2D (jaja)